Quiero pasar página, ser feliz, sonreír mientras pueda, saltar, vivir, gritar. Quiero poder dejar de llorar cada vez que pienso en ti, dejar de tener frío...
Me revienta que mi mundo cambie radicalmente solo con una palabra tuya.
Odio esta sensación de malestar.
Pero, sobretodo, me molesta saber que tal vez sea mejor así.
Estoy cansada de intentar cambiar el mundo. Yo no quiero cambiar el mundo. Ahora que lo pienso, solo queria cambiar mi mundo. Es egoísta, y la he cagado.
Ya no me sonries, y yo tengo frío.

Me acuerdo de todo, de absolutamente todo. Me llena de rabia no haber olvidado nada, me entristece el tener que admitir que aún te quiero, que aún queda algo. No puede ser, me repito una y otra vez. Es mentira. Es todo mentira. Y la verdad es que... No fue un error conocerte, tampoco lo fue hablar contigo, ni sonreir contigo, ni mirarnos, ni llamarnos "amigos". No fue un error el tiempo que gasté en pensar en ti, ni el que tú pudiste gastar en pensar en mi. Ni lo fue todo ese cúmulo de conversaciones que se han quedado grabadas en mi piel a fuego, y tampoco lo fueron las miradas, y mucho menos los "hasta luego" que nos dimos. El error fue enamorarme de ti. No, no, el error fue.. el error es seguir enamorada de ti. El error es no poder olvidarme de ti ni un segundo, el error es esperarte, el error es haber gastado todo este tiempo en intentar olvidarte y no haberlo conseguido, el error es haberte dicho que seguiría aquí, como siempre, y seguir aquí, como una estúpida enamorada, el error es que hoy te sigo recordando.

Su plan había sido muy sencillo: pasar juntos el resto de sus vidas. Un plan que todo su círculo consideró de lo más fiable. Nadie dudaba de que fueran grandes amigos, amantes y almas gemelas destinadas a estar juntas. Pero dio la casualidad de que un día el destino cambió de parecer.